Lars ya construyó su casa

Incidente 1

Con von Trier siempre hay predisposición para ver el mal y colocarse ahí para ser devorado.

Bienvenidos al Rastro (matadero) de nuestra posmodernidad.

Incidente 2

En la nueva película de Lars von Trier hay un intento, un desglose de bellas imágenes y diálogos “certificados” de estética, de filosofía, ahí, encontré el ritmo, el respiro, el silencio para ver un espectáculo grotesco, pero también ahí, un momento incómodo: Lars justificó la idea de “obra maestra”, y al mismo tiempo, estableció un límite en su trabajo, con la idea de hacer malabares éticos pagando un precio ¿culpa? por encontrar el goce estético de violentar sus historias, de ensangrentar el cuadro. No pude ser misericordioso, al final no nos importa Lars, mientras tu seas feliz y puedas vivir con tus fantasmas creativos a los demás nos “va bene”.

Una idea primaria le da hilo al asesino: habla de que para Ser, decidir, lo mejor es no esconderse. Un consejo al dente, justo.

Incidente 3

En la fotografía, en algunas secuencias regresamos a sus primeros trabajos a partir del decálogo “Dogma 95”, grano, luz natural, coreografías teatrales, cámara en carne viva con la acción, pero, de repente pensé que estaba viendo a Greenaway con lo más denso de su paraje pictórico. La obsesión compulsiva tiene muchos caminos, y creo, hay más allá del heroísmo en slow motion tipo Marvel.

Incidente 4

El narcisismo seductor de Jack que encarna Mat Dillon da vida el discurso que justifica a Lars, y Verge, Bruno Ganz, es su consciencia cínica, amable, su anfitrión en el camino al infierno, siempre inmortal, le da impulso a la voz de Jack, creo sin Verge, Jack sólo habría sido un destripador más al noroeste de los Estados Unidos.

Uma Thurman, Siobhan Fallon, Sofie Grabol y Riley Keough ¿por qué trascender sus personajes a través de la violencia? Víctimas en sus interpretaciones, rayan en un juego perverso, infantil, pero siempre es de ambos lados, y en los acentos, en los incidentes, le dan gran consistencia a la obra en lo particular.

Epílogo

A Lars le gusta sacarse la rifa del Tigre, y el papel que juega el cordero en el proceso de la creación-destrucción le otorga lo suficiente para construir una casa vacía, sin misericordia.

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